Se ha detectado a lo largo de años de estudio que del total de los casos, el 30% es por condiciones de la mujer mientras que la misma cantidad es causada por el hombre.
Mientras que las causas que aquejan a la mujer son muchas como problemas de ovulación, bloqueo de trompas, factores relativos a la edad, problemas uterinos o la endometriosis entre muchos más.
En el caso de los hombres la causas más comunes son semen de baja calidad o azoospermia, es decir, carencia de espermatozoides en el semen.
Del restante 40% de casos, la causa de infertilidad es “compartida”, es decir, se combinan las condiciones de cada uno de la pareja para ocasionar el estado.
Finalmente, un 25% de las parejas caen en un rango que aún está siendo estudiado y que en la actualidad se considera “desconocido”. Las posibilidades son, según especulaciones, que los huevos femeninos sean liberados antes de estar maduros para su fertilización, que los espermatozoides estén incapacitados (por alguna razón desconocida) de alcanzar el óvulo, que el transporte del zigoto se vea interrumpido o su implantación falle.
La infertilidad de una pareja también puede ser de dos tipos: por una parte la conocida como primaria, que es el caso de una pareja que nunca ha podido concebir.
Por su parte, la infertilidad secundaria es cuando una pareja ya concibió e incluso tuvo un hijo, y no puede realizarlo de nuevo.
Como decía antes, las causas deberán de ser determinadas antes que cualquier otra cosa para así determinar el tratamiento óptimo.
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